El referente del Censo Nacional Agropecuario de 2018 remarcó la profunda transformación agroindustrial en Argentina, y adelantó que explicará algunas cifras impactantes en el próximo Congreso de CARSFE «Tenemos que hablar».

Para Roberto Bisang, lo importante no es tener la información, sino el marco analítico para poder entenderla. Y anticipó algunos de los temas que desarrollará el 5 de noviembre en el Congreso “Tenemos que hablar” que organiza la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe).

“En el Congreso les voy a contar cómo interpretar los datos”, adelantó el especialista que encabezó el Censo Nacional Agropecuario de 2018. “En los últimos años, de 2002 a 2018 hubo un cambio de estructura muy fuerte en el campo: un agro que hoy produce sobre casi la misma superficie de hectáreas, pero que saltó de las 48 a 130 millones de tn. El impacto en productividad que subyace en agricultura es enorme”, agregó.

Además, destacó que la producción primaria de antaño se ha ido enriqueciendo con otras actividades. “Ya se ven los primeros atisbos de otras actividades: el ecoturismo; casi 600 plantas de alimento balanceado; unas 250 extrusoras de soja, etc.”

Respecto del censo, expresó que se trató de un trabajo de “barrido territorial”, donde quedó evidenciado el crecimiento de una zona intermedia. “Un espacio entre el campo campo y la ciudad ciudad, matizado por muchas plantas de almacenaje, plantas de acondicionamiento de granos, o galpones de pollo”. Bisang lo denomina “el teorema de la Ruta 70”, donde no se sabe bien dónde comienza Humboldt o Esperanza, por ejemplo. “Eso no es campo ni industria tradicional, es un poco de ambas”.

Bisang también destacó el crecimiento del fenómeno de la agricultura bajo contrato. Una gran cantidad de empresas agropecuarias que tienen distintas localizaciones, pero dependen de un solo decisor, mucho más decisivo que en 2002. “Eso va de la mano de una profundización dl acceso a la tierra sin necesidad de la propiedad. En el global estás en el 20 % de todo el país, incluyendo la Patagonia. Hoy, el 20 % accede a tierras cuando en 2002 estaba en el 10 %. “Es una reafirmación de la agricultura por contrato para acceso a la tierra de terceros en emprendimientos deslocalizados”.

La otra novedad que deja el censo es que la agricultura de contrato fomentó el nacimiento de una figura nueva: el contratista. “Hay 31 mil contratistas de servicios agropecuarios de amplio rango. Es una figura que no habíamos mirado. Y otros 10 mil productores dueños de maquinaria que le sobra tiempo y prestan servicios también. Es gente que vive y trabaja en el campo pero no duerme en el campo”.

Otros datos del contexto rural actual que va a desarrollar: las empresas del sector están a cargo de decisores relativamente jóvenes (debajo de los 60), y con mayor educación que en 2002. Sólo el 35 % tiene acceso a wi fi. Se duplicó el porcentaje de mujeres a cargo de explotaciones agropecuarias. Menos del 30 % está agremiado. Crece el peso de los periurbanos hortícolas (algunos bajo el modelo de alquiler sojero, aunque a menor escala). El uso de herramientas de gestión es menor al 30 %. Se nota una gigantesca retracción de la producción lanera en el sur del país (De 1150 establecimientos en 2002 cayó a 500. Son 120 mil has que pasaron a ser territorios naturales.

Finalmente, Bisang destaca que el censo permite derrumbar muchos mitos. “El imaginario urbano tiene fijada la idea de los pooles de siembra, asociados con capitales financieros que hacen touch and go. Sin embargo, el número de pooles de siembra bajó drásticamente, hacia una agricultura por contrato a menor escala, más deslocalizada pero con unidades más manejables”.

FUENTE: Campolitoral

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here