La misión salesiana iniciada por Don Bosco en el país se sigue sustentando en el trabajo de reinserción social de los jóvenes. El referente de la obra en Santa Fe destaca el potencial del campo para poder mantener vivo ese legado.
Cada 24 de mayo se celebra el Día de María Auxiliadora, debido a que en esa fecha del año 1814, el Papa Pío VII (que había sido apresado por el emperador Napoleón), fue liberado y pudo volver a Roma. El Papa atribuyó su liberación a la acción de la Virgen. En particular, en Argentina la devoción se oficializó un 27 de Octubre de 1949, cuando por iniciativa de un grupo de agricultores de la zona de Rosario, el presidente Perón firmó un decreto declarando a María «Auxiliadora de los Cristianos como Patrona del Agro Argentino».
En el decreto se señalaba un reconocimiento a la congregación salesiana por su importante contribución al agro argentino en la creación de escuelas agrícolas a lo largo y ancho de todo el país. Entre ellos merecen destacarse la Escuela Agrotécnica Salesiana Pascual Gentilini en Misiones, el Instituto Agrícola Ganadero de Uribelarrea en Provincia de Buenos Aires, la Escuela Agrotécnica Salesiana San Ambrosio en la Provincia de Córdoba, y la Escuela de Enología de Rodeo del Medio en Mendoza, hoy convertida en Universidad, más varias escuelas agrícolas ubicadas en la Patagonia.
La obra en Santa Fe
Marcelo Bottazzi es director de la obra y del Colegio salesiano de Venado Tuerto. En diálogo con Campolitoral, remarcó la importancia de mantener vigentes los preceptos fundadores en esta difícil realidad. Actualmente, en el establecimiento unos 50 alumnos estudian para graduarse como bachilleres en agro y en ambiente, a los que se suman unos 1.500 en el San José de Rosario, 500 en Funes, y más de 800 en el tradicional colegio de Santa Fe capital.
«Además, trabajamos un campo en Manucho para poder afrontar los costos. Son unas 100 presencias en todo el país, sobre todo una congregación muy arraigada en el sur. Nos dividimos en dos regiones: salesianos sur y salesianos norte», explica.
Imponente. La fachada del Colegio de Venado Tuerto mantiene el brillo de sus inicios.
Bottazzi remarca que los destinatarios de su trabajo son los jóvenes de bajos recursos que no tienen otra posibilidad. «Don Bosco les dio un oficio para insertarlos en la sociedad. Por eso a pesar que hoy hay escuelas urbanas, las grandes escuelas de la obra nacieron con ese espíritu: esa es la función de los salesianos», explica.
Y agrega que el espíritu apunta a formar ciudadanos honrados. «En aquel contexto la gente migraba del campo a la ciudad y los jóvenes quedaban desprotegidos, y él los salvaba de ese contexto para insertarlos a través de un oficio. Es un trabajo social muy importante en cuanto a tratar de mejorar la sociedad y darle una oportunidad a los jóvenes», enfatiza.
El director de la obra destaca que el bachillerato apuntala al chico del medio rural que no puede ir a la ciudad, o que proviene de pueblos chiquitos, y que a través de una interacción educativa se les brinda una oportunidad. «Porque cada vez cuesta más que se queden en el campo. En Venado trabajamos mucho para que los chicos vuelvan al campo. Por un lado por el arraigo social, y por otro, porque cada vez hace falta mano de obra más calificada para los sistemas productivos que tenemos».
Finalmente, destaca que hay realidades que no cambian demasiado: falta infraestructura y la gente se va del campo. «Por eso es tan importante el trabajo de base, acompañado por los productores (que es importante que lo entiendan), para generar condiciones de trabajo que la gente se pueda quedar: caminos, conexión, teléfono, internet».
Bottazzi le da valor al compromiso de sus alumnos en plena pandemia. «Nuestros chicos se conectan como pueden, y pese a todo nos venimos manejando bastante bien, a través de un sistema mixto con dos días de clase presencial. Muchos hacen hasta 100 kilómetros para venir».
El legado de don Bosco
La advocación a María Auxiliadora en nuestro país tiene una historia de varios siglos. Pero fue San Juan Bosco quien en el siglo XIX le dio un gran impulso. Él quiso darle énfasis a la labor evangelizadora enviando a sus misioneros, que se afincaron en las márgenes del Río Negro en 1880, específicamente en Carmen de Patagones y Viedma. Con ellos envió una imagen de María Auxiliadora de fuerte connotación para la Patagonia. Su obra evangelizadora creció con rapidez; abarcando no sólo la Patagonia Argentina, sino también el sur de Chile.
María Auxiliadora. La patrona del campo argentino.