Argentina, que históricamente ha sido reconocido como un país ganadero, mantiene vivas las tradiciones que se remontan a la época colonial. En Coronda, reafirmaron la convicción de mantener el legado.

 

Argentina, que históricamente ha sido reconocido como un país ganadero, mantiene vivas las tradiciones que se remontan a la época colonial.

En este caso, la responsabilidad le cabe a un grupo de amigos que año a año concretan dos eventos en el año en los pagos rurales de Coronda, Santa Fe.

El primero de ellos es la yerra a rodeo, es decir, la transformación de un toro en novillo, que resulta en una carne más tierna y apta para el consumo humano. «Se vio ya en aquellas épocas coloniales que la carne de novillo era mucho más tierna que la de un toro de la misma edad», explica el Méd. Vet. Víctor Rosa, de San Francisco, Córdoba, asiduo participante de la yerra.

Las prácticas de castración de los animales machos fueron comunes en tiempos pasados. «El paisano no tenía otra herramienta que el lazo y un cuchillo», recuerda. Durante esos años, se realizaban grandes rodeos donde se separaban los terneros de las vacas. El proceso implicaba «sacar el ternero fuera del rodeo, se lo pialaba y se lo castraba».

Además de la castración, se realizaban prácticas de marcado. «Generalmente se le terciaba la cola, que terciar es cortar la cola», señala el especialista. A las hembras se les dejaba una pequeña parte de la cola, conocida como «pollerita», mientras que a los machos se les cortaba la cola entera, facilitando así la identificación en el rodeo.

Una fiesta, un legado

Por otro lado, según el organizador del evento, Osvaldo Raimondi, la intención es concretar una fiesta que busca llegar la gente para «hacer cultura sobre las tareas rurales, hablar de cómo se hacían las actividades en el campo, haciendo docencia a los más chicos, para que sepan cómo se trabajaban los campos antes del uso de las mangas. Queremos que esto no se pierda y transmitirlo a las generaciones venideras», asegura convencido.

El otro evento que incluye «Huellas» está relacionado con el caballo, eterna herramienta de trabajo y compañero del peón rural.

«Acá se entregaron 20 caballos en estado de potro, que se desparraman por casi todas las provincias del país y para devolverlo en noviembre totalmente mansos, para que lo use un chico, una persona mayor, en un concurso que premia la mejor mansedumbre y capacidad de trabajo. Eso es la doma, una gran diferencia con lo que es la jineteada. Queremos que la gente valore nuestras raíces, de dónde venimos, y no tergiversar las cosas para que lo puedan ver y transmitir», afirma Osvaldo.

Fuente: El Campo Hoy / Cadena 3