El entrevero de tropillas entabladas es uno de los grandes atractivos de los festivales gauchos y; una vez más, engalanará el prestigioso Festival de Jesús María. Un evento que celebra nuestras tradiciones más afianzadas.
Las tropillas entabladas son un emblema icónico en las fiestas criollas de nuestro país. Su magia reside en el espectáculo que ofrecen: la adrenalina que genera el entrevero, la emoción de ver a los caballos mezclarse en un caos organizado y la maestría del gaucho que, con destreza, logra reunir a toda su tropilla siguiendo a la yegua madrina. Es un momento cargado de pasión que nos hace vibrar, gritar y aplaudir sin descanso.
En el marco de la 59 edición del Festival Nacional de Doma y Folklore, nos sentimos orgullosos de recibir en las confortables instalaciones de nuestro Predio SRJM en Malabrigo, a más de 300 caballos que competirán en el Campeonato Nacional de Tropillas Entabladas. Este evento reúne a los mejores exponentes de esta tradición en diversas fiestas que se celebran a lo largo y ancho del país.
El legado de tradición de la habilidad gaucha
La práctica de las tropillas entabladas tiene raíces profundas en las habilidades de los paisanos criollos, quienes transformaron su instinto de supervivencia en un espectáculo único. Estas habilidades, que antaño eran indispensables para el manejo de los caballos en el campo, hoy se preservan y celebran en festivales que rinden tributo a nuestra identidad cultural.
Una tropilla entablada típica consta de una yegua madrina y siete caballos más que la siguen en perfecta coordinación. Las categorías en las que se compite incluyen:
• Potros: caballos de crin y cola entera, representando la fuerza y energía de los equinos jóvenes.
• Redomones: animales en proceso de doma, cuyo nivel de entrenamiento puede variar según el tamaño del penacho y su fase de aprendizaje.
• Mansos: tropillas más experimentadas, que destacan por su tranquilidad y movimientos controlados.
El arte de entablar
Cada tropilla tiene su propia dinámica y el proceso para entablar puede variar. Sin embargo; el método tradicional implica mantener a los potrillos junto a sus madres en el mismo potrero, para luego destetarlos de manera conjunta. Posteriormente; se introduce a una yegua madrina con cencerro en el grupo, dejándolos convivir un tiempo antes de enseñarles a seguirla sin rebasarla, adaptándose a sus movimientos.
El entrevero de tropillas entabladas no solo es un espectáculo visual; es un homenaje a la conexión entre el hombre y el caballo, a la dedicación y paciencia de los criollos que han mantenido viva esta tradición a lo largo de los años.
Fuente: SRJM