El «día de campo» se ha transformado para las cabañas de reproductores, en una excusa para juntarse con clientes y amigos para analizar la hacienda y tomarse el tiempo necesario que permita intercambiar inquietudes previas a cada remate. Una buena idea que sin dudas, posibilita compartir sin tapujos las necesidades de los criadores y productores y ponerse en sintonía a la hora de alinear las metas compartidas.
En las instalaciones de la Cabaña «Los Charabones», propiedad de la familia Vignatti, Campolitoral entrevistó al responsable del trabajo genético del establecimiento, Méd. Vet. Rodolfo Peralta, quien detalló las bases del trabajo iniciado años antes con la empresa, y cuyos resultados se empiezan apreciar con fuerza en toda la región.
«La relación con la familia Vignatti comenzó en una reunión 7 años atrás, donde trazamos el objetivo. En aquel entonces, el Braford ya apuntaba como una raza muy bien llevada en Los Charabones, y ahora volvemos a ver algo parecido, que es muy interesante lo que he visto en su evolución», recuerda.
Evolución constante
Para Peralta, la idea es apreciar la evolución y mantenerla, porque se trata de una de las 4 razas mayoritarias de la Argentina junto con Brangus, Angus y Hereford. «La evolución es llamativa, y ha mejorado. Y esa mejora la apreciamos en la productividad. Yo no soy persona de show. No estoy contra el show, pero no me desespera. Lo que uno ha buscado siempre en mejoramiento genético a nivel de rodeos sobre todo, es justamente el mejoramiento poblacional. Esto quiere decir que un rodeo de cría es una población, y el desafío es mejorar la población, y no buscar EL individuo destacado, que después muchas veces es aquel que va a ese show, pero eso genera a veces una grieta o diferencia entre el animal seleccionado y el resto de ese rodeo o población».
El especialista hace especial hincapié en una propuesta de mejorar esa población, hacerla cada vez más útil y productiva. Porque en definitiva, «el objetivo final de todo esto es la rentabilidad, y para ello hay que producir, y de esa población mejorada tienen que salir los individuos realmente superiores. Que en todo caso, pueden ir a un show».
Esta es la secuencia que Peralta imagina que se debe dar en la evolución de un rodeo. Y no buscar un solo individuo. Es la población la que debe generar ese individuo destacado. Entonces, cualquier hembra o toro que genere esa población mejorada va a ser útil, tanto al productor como al cliente que lo compre. Porque fueron seleccionados para eso: para producir, y en la búsqueda de la rentabilidad. «Es la cabaña que arranca desde las bases, mejorando la población con criterios duros, sin volverse locos, pero siendo duros en algunos aspectos, tales como la adaptación, sobre todo».
La población antes que el individuo. Esa es la meta de Rodolfo Peralta en «Los Charabones».
Tres aspectos básicos
consultado sobre las herramientas de manejo para lograrlo, es claro: adaptación, fertilidad y facilidad de parto. «Si el animal está adaptado, esa adaptación lo hace más fértil. Si además es fértil porque fue seleccionado por eso, reafirmamos esa necesidad que se preñe. Y facilidad de parto significa ternero nacido vivo», resume con docencia.
El Médico Veterinario detalla que con esos tres caracteres se logran los terneros vivos. Después, mediante ciertas herramientas que hoy han crecido mucho como la Inseminación Artificial Tiempo Fijo (IATF) se implementa el manejo que permite concentrar los servicios, con lo que también se concentran las pariciones. Eso permite que en la etapa siguiente (el destete), dar con una camada de terneros que son iguales, parejos, de la misma edad. «A eso sumémosle después las características raciales, pero esos son los tres requisitos fundamentales. Y quien hace eso, crece».
Por otro lado, el especialista aconseja no dejar de lado un tema que cada vez tiene más importancia para el criador. «Hay que ir pensando en la carcasa, tenemos que trabajar desde la cría en ir mejorando un mayor área de ojo bife, el churrasco o chuleta que compramos en la carnicería hoy se puede medir mediante el ecógrafo, no buscar valores extremos pero sí darle importancia que tiene la muscularidad del animal».
En este sentido, explica que la grasa dorsal (que es la que recubre la carne) no tiene que ser excesiva. «Tiene que estar a nivel genético incorporada en el animal, lo que hay que hacer es manejar la alimentación para que no se pase. Y la grasa de cadera, que es el primer reflejo de la buena condición corporal de animal. A eso hay que sumarle el marmoreo», explica.
Autocrítica ganadera
Consultado sobre los desafíos globales de la actividad, apunta a la productividad. «Si queremos evolucionar en ganadería como lo han hecho otros países como Australia, Nueva Zelanda, EE.UU y Brasil mismo, los criadores tienen que ir incorporando estas cosas. ¿Y porqué los criadores? Porque genéticamente la carne del futuro novillo se hace en la etapa de cría», sostiene. Y agrega que cuando el toro fecunda el óvulo de la vaca, en ese momento se genera un nuevo individuo, cuyo ADN no se modificará más en la vida, y es el que va a reflejar si las condiciones están dadas: si va a tener un buen peso al nacer, si va a tener un buen peso de destete, si la recría va a ganar el peso que tiene que ganar, desde la genética. Y que el novillo va a tener la carcasa que buscamos: buen área de ojo de bife, grasa dorsal necesaria, marmoreo. «Ese potencial genético se determina en el momento de la cría. Cuando uno compra un lote de terneros de destete, esos terneros ya tienen su patrón genético. No es que se los pueda cambiar. Sólo la alimentación que le brindemos podrá cambiar esto. Pero genéticamente, ese patrón genético es inmodificable. De allí la importancia del mejoramiento genético en la cría, ya que es el único momento en el que podemos mejorar los rodeos, en función de la zona, el clima, la garrapata, la lluvia, etc.» Y cierra apuntando a la adaptación. «Ahora, el 90 % de las vacas de cría están en condiciones naturales de pastizales naturales en su mayoría. De allí que tengan que adaptarse a esas condiciones de pastizales naturales donde ellas se puedan desarrollar de la mejor manera».
Finalmente, respecto a la deuda histórica de la actividad, fue claro. «Que hay que mejorar no quedan dudas. A nivel país, el porcentaje de procreo (léase de terneros destetados sobre vacas entoradas un año y medio antes), desde hace muchos años no supera el 60 %, lo cual es malo. Porque quiere decir que casi el 40 % de las vacas no producen nada. Al no preñarse, no paren y no entregan un ternero. ¿Qué fábrica de 100 operarios y si solo trabajan 60 puede funcionar así?. Y la ganadería lo sigue soportando». Igualmente, en todas las provincias hay casos de empresas con buenos datos, aunque en todas hay que trabajar. Hoy vemos establecimientos con porcentajes superiores al 78 y hasta 82%. Esos son los valores que deberíamos tener a nivel nacional».
Para Peralta, la ganadería argentina está en una situación de desarrollo, ya que hoy se manejan porcentajes de procreo a nivel país que con muy bajos. «Hay una gran ineficiencia en un tercio del rodeo nacional. Eso se puede mejorar fácilmente con medidas de manejo: alimentación, mejoramiento genético, sanidad y reproducción, que permitirían aumentar en 8, 10 y hasta 15 puntos porcentuales esos valores actuales».
Un espectáculo. El día de campo permite contemplar y analizar la hacienda sin la presión del remate.
Un equipo que crece
Para el Méd. Vet. Berardo Vignatti, en estos años pudieron evolucionar en cuanto al Braford, porque comparten con Peralta una mirada productiva. «Tenemos una visión que nos permite avanzar en un trabajo enfocado en lo importante para la ganadería. Más que el show son los números, y esto habla de la rentabilidad como meta en los sistemas productivos. Por eso estamos acá juntos, en este desafío a futuro, tratando de generar un animal muy productivo, adaptable, y generar confianza para nuestros clientes, no solo a la hora de adquirir un reproductor para que funcione como tal, sino también esa confianza de posventa que por ser biología pura pueden ir surgiendo otras cuestiones».