La primera jornada de red de cultivos de servicios, organizada en conjunto por distintas entidades público y privadas, se llevó adelante en ruta 80 y acceso a San Eugenio, en un predio de la empresa Pollo de Oro S.A.
“Cuando nos invitaron tanto el INTA como ingenieros locales a ceder una parcela para acceder ensayos, nos pareció fantástico, dado que nosotros estamos siempre a favor de la responsabilidad social”, explicó a GálvezHOY Germán Serri, presidente de la firma local. «Las empresas tenemos la responsabilidad de colaborar al aprendizaje de la zona, que es nada más ni nada menos que producir mejor, de forma sustentable, cuidando el medio ambiente y agrandando la torta económica, que tanto bregamos los argentinos”, añadió, “estamos convencidos que todos debemos estar detrás de una tierra sustentable, que es el mundo donde vivimos”.
Leandro Boero, extensionista de la Agencia Gálvez, de INTA, detalló: “Esto es un ensayo que surgió de la demanda de técnicos de la zona, por lo que se trató de darles solución. Se armó un grupo bastante grande y en el cual se vienen logrando los objetivos. Las empresas del sector están viendo la importancia del cultivo de servicio, por lo que están solventando los costos de este ensayo: análisis de agua, determinaciones de suelo, y todo los gastos de una actividad como ésta”.
El cultivo de servicio es aquel que aporta al sistema productivo nutrientes, reduce la erosión del suelo -eólica e hídrica- y ayuda al control de las malezas, entre otros beneficios. “Son aquellos cultivos que no son de renta, y por qué gastar dinero en un cultivo sin cosecharlo? Justamente por todos esos servicios beneficiosos para el sistema, ya que trae la reducción de uso de fertilizantes y agroquímicos, dado que hay cosas que hacen las plantas y no los agroquímicos, y hacen a un sistema sustentable ambientalmente y económicamente en el tiempo”, puntualizó el ingeniero Martín Favre, otro de los profesionales involucrados en la propuesta: “Junto con Claudio Bosco leímos un informe de AAPRESID y charlamos sobre hacer una estación en la zona, como inquietud local, para generar información local y así nos juntamos un grupo de técnicos junto a Martín Marzetti, de nuestra ciudad y gerente de malezas resistentes de todos el país de AAPRESID. Hablamos con él y junto a instituciones y empresas de la zona, llevamos adelante este ensayo”.
Bosco se refirió a la labor específica que desarrollan en la parcela. “Aquí trabajamos con un protocolo que nos dio AAPRESID, a quien cedemos la información que generamos. Tenemos plantas como vicias, cuyo nombre empieza a sonar pero es un cultivo de muchos años y que tiene la particularidad que fija el nitrógeno del aire. El aire que respiramos tiene 80% de nitrógeno pero las plantas no lo pueden tomar, la vicia -a través de un proceso biológico- sí, y cuando nosotros la secamos, ese nitrógeno queda en el suelo. Es una “fabricadora” de nitrógeno, lo capta y lo mete en el suelo, y es muy probable que cuando nosotros sembremos el maíz, lo hagamos sin fertilizantes utilizando ese nitrógeno, fuente de proteínas». También «tenemos avenas o gramíneas, que nos están permitiendo consumir agua, fijar carbono, se escucha mucho a nivel mundial sobre la Huela del Carbono. Esto nos está permitiendo capturar el dióxido de carbono del aire fijándolo en la planta, en tanto que otro de los beneficios que buscamos es manejar el agua. Estos campos han tenido ascensos de napa, yo con este ensayo estoy gastando agua para que mi cultivo de renta, que va a ser soja, maíz, no se ahogue”.
“Esto es un proyecto a largo plazo, buscando estrategias productivas para que nuestro sistema sea autosustentable”, entendió Claudio, «a diferencia de un sistema sostenible. Sostenible es cuando le meto insumo tras insumo, esto es un sistema que se sustenta, que termina funcionando solo”. “Hoy estamos con el problema del cambio climático, y la única forma de revertirlo es que ese carbono que fue a la atmósfera, vuelva a estar bajo el suelo.Estos cultivos nos permiten fijar entre tonelada y tonelada y edia de carbono orgánico en un año donde no hacíamos nada, por lo que estimamos que en 25, 30 años, si hacemos bien las cosas, podemos llegar a ‘secuestrar’ lo que se perdió en nuestro suelo”, sintetizó Martín.
Fuente: GalvezHoy