El próximo 9 de septiembre a las 13 horas en la Sociedad Rural de San Justo, los martilleros de la Cooperativa Guillermo Lehmann volverán a subastar los mejores ejemplares de estos dos establecimientos, que desde el año pasado decidieron juntar sus caminos para potenciarse.

Por un lado, «Los Charabones» aporta el Braford (llevan alrededor de 150 animales) y la Cabaña «Don Pedro» hará lo propio con sus Brangus y Aberdeen Angus. Además hay una cabaña invitada: «Don Chiquito», que también aportará sus Brangus llegados desde Santiago del Estero con 40 vaquillonas.

Para Berardo Vignatti, responsable de la idea, este segundo remate combinado apunta a encarar un nuevo desafío juntando a dos familias con más de 50 años de trayectoria en el sector, y que además comparten objetivos en común. «Tenemos mucha dedicación trabajando en criar la raza que nos apasiona para poder volcar todo ese trabajo y desarrollo a través de esta genética para la región», dice.

«Nos llevó a trabajar juntos por compartir una filosofía de trabajo para buscar un biotipo moderado, carnicero, adaptable a los mercados y a los campos que hoy nos toca vivir», agrega. Buscan animales productivos ante todo, a través de razas que reúnen la rusticidad necesaria para sobrevivir en campos duros, docilidad para manejarlos fácilmente, precocidad, tanto en los rodeos de madre como terneros y en los sistemas productivos. La blandura de engorde, una plasticidad para engordar novillos con diferentes categorías adaptables a las demandas del mercado con excelente calidad carnicera.

«En nuestro caso, quiero remarcar que sin dudas la cabaña es una unidad productiva muy importante dentro del sistema, pero ante todo nos consideramos productores de carne. A través de esta genética que incorporamos en los rodeos, nos permite hacer una categoría de Macho Entero Joven (MEJ) con una recría y terminación a corral. Un animal de entre 360 a 380 kg de peso vivo en no más de 12 meses».

En este sentido, recalca que la incorporación de esa genética permite lograr esas categorías que hoy se llevan el grueso del negocio. «Este producto es sumamente buscado en los mercados de toda la cadena. Sobre todo en el mercado interno», reconoce.

De Palermo a San Justo

Para Guillermo Gallo, referente de la Cabaña «Don Pedro» de Colonia Belgrano, el remate conjunto fue un acuerdo que nació desde la amistad. «Como somos amigos con Berardo y su hermano Fabricio, decidimos hacer un remate juntos», dice. «Quisimos también retomar una historia de remates que hacían antes en la cabaña», agrega.

Para los Gallo, la pandemia y la suspensión de eventos fue clave. Habitués (ganadores) de Palermo, decidieron «meter toda la carne al asador» en esta subasta. «Nosotros metiendo nuestra genética acá vemos que potenciamos la genética de la zona», dice en referencia a los animales que antes iban a Palermo y las nacionales, que ahora van a estar disponibles en el remate, tanto en machos como hembras. «Como están suspendidos los eventos, la idea es ofrecer esa posibilidad a nuestros clientes, para que tengan disponibles los toros de punta».

Trayectoria de prestigio

Los Gallo arrancaron con la raza Aberdeen Angus en la década del 60. En 2001 incorporaron el Brangus para las hembras Angus del establecimiento. «Ese año incorporamos el primer toro, porque el mercado del norte nos pedía ejemplares un poco más asebusados. Por eso nuestro Brangus es un poco más cuartino. Nos hicimos fuertes en la raza, y fuimos creciendo en clientes que valoran la adaptación al centro y norte», recuerda.

Finalmente, agrega que invitaron a la Cabaña «Don Chiquito», con la que desde hace 5 años está trabajando en la genética y preparación. «De a poco vamos mejorando los rodeos base con crías controladas y como núcleo genético para embriones. Ellos participan con 40 hembras».

Preparación

Consultado sobre la importancia de la preparación de los animales, Gallo recuerda que es un oficio que aprendió de chico. «Cuando entré a la Cabaña a los 13 años, lo veía a mi abuelo preparar los animales, y me fui especializando, aprendiendo tanto en la comida como en la peluquería. El animal no tiene que estar pasado ni falto de gordura, debe estar en un término justo», sostiene. Y detalla que cada raza tiene sus bemoles: «al Brangus hay que prepararlo prolijo, con pelo corto y emparejado. A las hembras Angus sacarle pelo del cuello para que sean bien femeninas; acomodarles el pelo de los cuartos, lomos y las patas. En Brangus, 20 días antes se empieza. Para Palermo se lo pela 5 o 6 días antes de ir. En Angus un corte rápido a campo y se lo retoca antes de la jura».

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