El cuerpo de “El Patrón” todavía estaba caliente cuando llegó la policía. Al menos las partes que quedaban de él: la cabeza, las patas y algunas vísceras. Era un caballo overo (animal de pelaje claro con manchas oscuras) acostumbrado a manejar las tropillas en festivales gauchos y al trabajo en el campo.

Horas antes, el pobre animal descansaba junto a un reservado llamado “El Salteño”, utilizado en el circuito de jineteadas de la zona. Este último supo resistirse al cuchillo de los asesinos por su carácter indómito y bravío. “El Patrón”, en cambio, no supo ver venir a la muerte de la mano de estos desconocidos.

Medina, el dueño, todavía no lo puede creer. Con los ojos nublados por la tristeza y la bronca, cuenta que avisó inmediatamente a la policía del robo de su animal (junto con tres ovejas y otras herramientas de su casa) en la zona rural del kilómetro 4 en la ruta 19. Los rumores apuntaban al barrio La Vegas, y hacia allá fueron los uniformados, pero cuando llegaron ya era tarde. No hubo detenidos.

«El Patrón». Días antes, el animal fue filmado por su orgulloso propietario. Poco después, pasó a engrosar las cifras del delito en Santa Fe.

Todo bicho que camina… 

“La carne de caballo se vende como carne picada en varias carnicerías y como chacinado para eventos deportivos. El robo está descontrolado en el cordón norte de la ciudad. Los animales se faenan a orillas del Río Salado. Todos los productores de la zona están perjudicados, y los puesteros viven amenazados”. La denuncia corresponde a un productor de la zona de Recreo, quien le manifestó a Campolitoral su impotencia y la de muchos, ante un escenario de incertidumbre y miedo.

Lo barato sale caro. Dos kilos de carne picada por $ 179,99 y milanesas a $ 219,99. Ni en la lista de «precios esenciales» se consigue. Los afectados denuncian un circuito ilegal de carne en el norte de la ciudad, con el potencial riesgo sanitario que conlleva.  

El denunciante agregó que en los últimos tiempos, el circuito de robo y comercialización clandestina sumó a ovinos, porcinos y equinos, los que se faenan en lugares específicos, y que pasan a formar parte del circuito de carne “barata” en algunos bocas de expendio de la ciudad. 

En los últimos años, quinteros, pequeños productores, agrupaciones gauchas, clubes, y hasta el mismo Hospital Protomédico fueron víctimas de esta modalidad delictiva, que luego del robo, faena los animales en lugares concretos de barrios como Las Vegas, Los Hornos, La Tablada, Villa Corpiño, Las Cavas, Alto Verde o abajo del viejo puente de hierro del Salado. Algunas víctimas tuvieron más suerte y pudieron recuperar parte del botín, pagando importantes sumas de dinero para hacerse de sus animales. Luego se los llevaron de la zona buscando horizontes más seguros. 

Se estima que en el último año se faenaron casi 50 caballos y más de 100 animales de todas las especies en zonas cercanas a la capital provincial. “La policía conoce quiénes son los culpables, pero son bandas que entran y salen”, agrega el productor damnificado, en referencia a la falta de respuestas por parte de la justicia. 

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